Huellas de gorgona

(1998)

 

Rara avis

«y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.»

F. G. Lorca

las niñas raras
                 hermanita
las que llevan un corazón grosero
que enseña los dientes
pupilas fundidas y uñas
        enterradas
feroces en la distancia
con toda la carne a cuestas
son las nenas que aprietan
los labios debajo de las sábanas
las que llegan los dedos
                          hasta la garganta
para tocarse fondo y la sonrisa adversa
clavándole alfileres
            a la foto de piaget
enfermas de silencio y sanas
de amigdalitis
rebeldes por antojo
gorgonas en amores
pasiones llenas
de faltas de ortografía
      rudísimas
como sotas de basto
la ternura heñida en los puños
desertoras de dios rotundas
          y rabiosas de nada
abiertos los muslos
                    para mearse
                                 d
                                   e
                                     p
                                       i
                                         e
lo insolente de la risa
en garabatos procaces
una inquietud sanguina
tienen pinta oh de sucias oh de histéricas
                          oh de amargadas
tiran piedras
al precipicio de su ombligo
llevan bajo la lengua
secretos aberrantes teñidos de sarro
         (quién echara ese hambre a la calle
por una vida perra que lamiera los talones)
    desatinadas
de incurable eidetismo
la locura amarilla
desde el jardín de infancia
                      huidas
del sueño
suicidado de un holandés demente
     niñas insólitas
con ganas en desahucio
niñas de la ultrahistoria
                           en nombre del deseo
dueñas de todos los llantos
que son el canto
de sus lágrimas retorcidas
como lombrices que arden
       las niñas raras
las del delirio especular
las de los vendavales profanos
escasas de buenos modales
mírate bien
            hermana
son las cientos de niñas
viviendo a la deriva
prohibidas desde siempre
al otro lado de tu sangre

 

Mil gracias derramando

 

Dolce far niente

las piruetas y cabriolas
del verbo que marea los pronombres
y apellidos del lirismo merengado
el adjetivo que no mata
engorda los pecados veniales y las paranoias
caseras
la bajada a los infiernos
en escalera mecánica el fuego prometeico
debajo de los sobacos
los conjuros a las musas desde la taza
del water y la historia de la literatura
en paños menores
por ti no pasan metáforas en balde
viva la sociedad psicológica de los miércoles
poeta hombre de pelo en pecho y lengua alopécica
qué importa una torre de marfil hipotecada
mejor sifilización que barbarie
clama silencia bisbisea
la letra con vaselina entra
parnaso abierto 24 horas
que el ingenio gorjee como un nene
de coco liso hasta que toques nocturnos
en la flauta de los canalones
vate del año dos mil
                            delicias del ocio
haznos sangrar por la boca en tu montaña rusa

 

La malandanza

 

Efectos pasionales al paso de un cometa

«te hablo en la triste vanidad del verso»

P. Barba-Jacob

I

 
porque hay un tequiero a expensas
                          de mi boca
mordiéndose la lengua
sin más alternativa
que                  la abandonada
ausencia de tu gesto
me llevo al sexo las manos
insomnes
          y terribles
                       y vacías
            mientras se corre
la voz de mis pasiones
afuera quedamente
en el aire humedecido
y el ángel que me guarda
se escurre atormentado
las alitas
como clara de huevo
 

II

 
me sabes a cadáver exquisito
cuando chupo tus raíces
en verso a eso
de la hora               punta
del fuego y las palabras
tengo todo ese olor
de piel entonces
a mis anchas
sin comillas ni paréntesis
sólo en presente
los verbos que te habitan
y cuatro pecados
                  declinando
                              tu nombre
lejos de aspiraciones líricas
yo te transito en la escritura
alegre de olvidar latines
ansiosa de un asalto
en el camino de tu cuerpo
encrucijado el único camino
tu cuerpo
que no conduce a roma
 

III

 
hermoso de puro negro
negro
como las barbas de mansa lujuria
que envuelven el cielo
como la sangre irredimible sí
irredimible caliente
de la hojilla oxidada
injerta entre las venas
desde mi rara infancia
el deseo amor
              tómatelo con calma
es ese perro viejo
que no te deja dormir
que ladra en la noche
y sale a tu encuentro
justo
cuando te escribo
 

IV

 
que me quieras
                qué sé yo
bajito bajito sin primaveras
en almíbar ni cantos
ni cigarras
a años-luz de la nostalgia
que luego pudiera reclamar
recuerdos
sin presentir fieles futuros
sin lecciones aprendidas
desnuda de señales vanas
la imperecedera tristeza
que me tengas cerca
hasta el remordimiento
que me ames
de golpe y porrazo en sentido
figurado
aunque no caigan las brevas
como quien no quiere
                      mi cosa
porque te dan las ganas que me ames
a primera luz del día y
a las tantas de la noche
con el pan y las nueces
entremedio de la colcha
debajito de la almohada
mirándome a los ojos para volver
en piedra tus recelos
quédate conmigo a secas
que no involucraré mi soledad
sencilla         déjate hundir
en el barro y la sal
de esta herida fatua empeñada en dolerse
se hace tarde cariño
has de quemar ipso facto
al calor de pompeya la carne cruda
de mi naturaleza corazón
se hace tarde
               ya te digo
y esto no debe parecer por dios
un bochornoso poema en celo

 

Paternalismo

te siento de lejos
                    mi vecinita de enfrente
lo trémulo de esos ojos
el vértigo que arrasa la piel
que aún interrogas
te siento
y te procuro entonces
mis bolas de naftalina
la camisilla y el canesú
la tierra magullada en las rodillas
el columpio que raya la cara
                          del sol
las amiguitas de pan
                 los dientes de leche
el tres por cuatro ocho dos chicles
                       un pintalabios
el álbum de junio
mamá me mima a veces
                      los piojos
el sabor de los mocos
              esta muñeca es mía
						
santa rita
            irrita
                    irrita el supositorio
lo que se da se acaba perdiendo
en un descaro
                   en un descuido
en la memoria inhóspita
¿quién puebla las cuatro
             esquinas del sueño
cuando los angelitos huyen?
¿no hay de la calle una acera
que llegue hasta wonderland?
se te muere en el tiempo
                          la inocencia
te la gastan
y falta en los labios que manchan
en la carne viva de espantos
en la mirada que escuece
en el sosiego maltrecho
en mitad de un bostezo
entre el puré y los deberes
                       de matemáticas
tal vez no sé
en el reverso de mi alma
falta
se te escapa de un tajo la inocencia
                               pequeña
con un cortejo sibilino de ranas
y hormigas
como quien olvida sus heces sus restos
abandona en ese viento desastrado
que desemboca en tu voz
que ya no es
              cian ni magenta
cuerpo en vilo sólo
y un devenir que se queda de azar
                             oscuro
cuando papi juega sucio
                  al antón pirulero
y te tapa la boca
y te baja las braguitas
y tú sospechas otra vez
que mañana si te mueres
no subirás al cielo
porque empiezas de repente a ser culpable
                                       de todo

 
Copyright © Tina Suárez Rojas

Todos los derechos reservados. Queda expresamente prohibida la reproducción por cualquier medio de estas poesías sin el permiso de su autor
 

[ Anterior ]

[ Archivo ]  [ Tina Suárez Rojas ]

[ Siguiente ]


Archivo de la poesía española reciente

Abel Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado
www.abelmartin.com